miércoles, 19 de octubre de 2011

Una realidad cementada

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No me deja nada imaginar que de la nada no encuentro ni el temblar, no me cuesta evidenciar como me siguen tus pasos bajo la almohada húmeda que de la neblina transparente aun los sueños persiguen culpa tras culpa. Aun los ciegos preguntan por ti, los juegos muertos sobre tu nombre y tu existencia. No me cuesta dar razón de muerte, no por necio y negar sentimiento, pero si cansado estoy, de pesar y blando estar, cuando ya el ni soñar me permite establecerme, cuando aun si siento te mantengo y si supero lo sostengo, por que es sublime el tiempo en que las palabras no realizan designios, no concretan manifestaciones, pero si, que el prolongado marginal, suprime las ideas donde lo poco que me queda por estos pobres y sencillos complacientes es

“que donde vaya sin voces no podre estar, porque no se trata si superar o si denigrar es consecuente, se trata de entender que no necesito aceptar dejar ir lo que siempre tuve presente que estaría en mi aquí hoy y para siempre, y que las mentiras divulgadas entre cada mañana cuando hasta los sueños conquistaba por equivocar a mi mente y presentar las nuevas conjeturas para un mejor subsistir, pese a las reales evidencias que ahora dan por sentado que no necesitare más de 1000 pasos a donde voy ni necesito más de 10 para que regreses por que sigues y sigo estando de donde nunca nos fuimos”