domingo, 1 de septiembre de 2013

Teoría del árbol caído

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Era del árbol caído cuya sombra formaba parte del más bello atardecer, árbol que plasmaba sus sueños cada día con profundas y asombrosas airadas en sus ramas que daban muestra de vida. Árbol que en su destino de existencia no lastimaba ni quebrantaba la existencia de ser alguno, árbol que pese a las tormentas y arrabales que contra el venían subsistía, este árbol resplandecía de vida hasta el terrible momento que de él se aprovecharon. Cortaron sus ramas poco a poco, fueron determinados en desaparecer del universo su existencia, como el pensar que si solo con quitar se pudiera olvidar el terreno donde de este fue cortado, sepultado, quemado y hasta pisoteado. Quien conoció de el restableció aquel triste concepto de que del árbol caído hacen leña, sublime fue el renacimiento del creer de alguien, que con fe y confianza de donde ya solo quedaban pequeñas y obsoletas partículas del árbol, tomo fuerzas de sí mismo y replanto lo que para muchos fue olvidado, dio su vida entre lagrimas y formo no una nueva vida sino que restableció la confianza sobre un ser, reconstruyo todo y le entrego lo que le habían quitado.

Es de la vida el caer, todo tiende a derrumbarse y luego volver a formarse. Placebo de formas contornadas hacia la austera mentira de nuestras propias palabras, simple del hombre que no vea ante sus ojos que las respuestas más sensatas no yacen en el misterio sino dentro de sus corazones. Quien destruye un panorama de vida, que sin cortas ni largas alegrías deforma lo que tanto es encontrar un sueño, no merece un espacio dentro de nuestro universo. Aun así te tiendo mi mano por que si hoy destruiste una existencia creyendo que con infundada lujuria y mal encanto derribarías los sueños de superación de alguien, pues aun creo en ti por que donde todos pierden la fe yo la renuevo, donde del árbol caído hicieron leña yo plantare un árbol, no para crear nueva vida sino para sembrar confianza dentro de lo que le robaron y quitaron a ese ser que solo pretendía volar.

Si quieres tomar algo, tómalo de mí, te invito a robarme mi vida porque de mis extensas ramas que ya fueron pisoteadas y que ya hicieron leña, sembraron en ellas algo que jamás podrás arrebatarme, sueños infranqueables y libertad para estar donde tú jamás estarás, por ende cuando me busques donde esperabas ya no estaré, porque quien busca lastimar, herir y odiar solo busca lo que en mi corazón no habrá, y no puedes deformar lo que jamás tendrá una forma. Es por ello que soy el árbol caído que de sueños restableció su camino.