jueves, 18 de diciembre de 2014

Inocencia

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No perturba mi razón el sorprenderme con tu mirada perdida, cuando angustiosamente no encuentras en tu mundo ni a ti mismo, eres una chispa sin misterio, una chispa apagada por las absurdas y perturbadas enseñanzas que la vida te brindo. Donde ayer creyendo en lo imposible, hoy lo das todo por conocido y por cierto, te has perdido dentro de esa selva salvaje que llaman sociedad, que tribulación tan impertinente que en el momento equivocado atravesó por tu vida robándote la claridad y la magia que majestuosamente se te ofreció. Tu al igual que al ladrón de tu inocencia son culpables de la agonía de una población que por circunstancias inciertas intentan arrebatarme lo que con tantas fuerzas he luchado y defendido. Mis ojos vuelven a brillar cada mañana y me aterro al despertar, al toparme con que tu mañana ya está dicha, mientras yo vivo cada día esperando un mundo nuevo lleno de experiencias inciertas, y que en el calabozo de la penuria jamás podrás volver a ver y sentir el placentero equilibrio entre la realidad y la fantasía.

En la esencia donde los fluidos semejantes a la angustia promueven que los cuerpos que yacen perturbados ansíen las simplezas no muertas de un corazón puro. Efímeros suspiros que rasguñan lo poco que queda de ingenuidad en tus ojos, que a su vez fueron el destello que proclaman la gloria de la vida. Tus ojos han perdido su chispa dorada, infectada está tu magia que aunque tratas de reclamar lo que por propia justicia te fue dado, lo perdiste al haber encontrado motivos sin razones, misterios padecientes de profundo vacío. Hoy las lagrimas al sol son la viva imagen de un cuerpo que en sus ojos en vez de brillo solo poseen austera misericordia de clemencia, pues quienes vertieron toda su magia en falsas circunstancias solo obtendrán la desmantelación de su inocencia.

“Ojos al aire del perdido y no encontrado misterio inocente. Es tan simple dejarnos arrebatar de nuestras vidas ciertas virtudes que poseemos, sin darnos cuenta el grave daño que nos hacemos al no defender lo que creemos. Es tan simple dejar de ver el horizonte por que nos damos cuenta que el horizonte seguirá ahí y no se moverá. Es tan simple mirar al cielo y dejarlo pasar sin maravillarnos de su increíble belleza y que cada día es un cielo diferente el que nos ofrece. Es tan simple creer que mañana será lo que nosotros digamos cuando ciertamente nada está dicho y lo único que nos mantiene con vida es la ilusión, la ilusión que va de la mano con la esperanza, la fantasía y la magia que nosotros nos permitamos crear. Nada volverá a ser lo mismo cuando tus ojos pierdan su brillo, y tan solo te adaptes a vivir conforme al transcurso de la vida sin crear tu propio destino”

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